viernes, 28 de junio de 2013

Nos vimos en 1929

A menudo, la historia parece que se repite, pero nunca es igual. En 1929 una fuerte crisis económica, que se inició en Estados Unidos, se expandió por gran parte del planeta y desmoronó las economías europeas. Casi ochenta años después, en 2008, otra crisis iniciada en Estados Unidos azotó a las grandes potencias mundiales. ¿Pero cómo reaccionaron los gobiernos de entonces y los de ahora ante esta situación?

En el convulsó mundo de entreguerras había dos tipos de gobierno político: las democracias liberales u occidentales, que tenían un mercado conectado y sucumbieron a la crisis, y la democracia popular de la URSS, que no le afectó la recesión. La crisis económica propició la aparición de un nuevo tipo de gobierno, el fascista de Italia y el nazi de Alemania.

En 1929, el entonces presidente estadounidense, el demócrata Franklin Roosvelt, llevó a cabo el programa New Deal que, a través de una fuerte inversión pública, generó empleo y reactivó la economía. Entre otras medidas, Estados Unidos imprimió más billetes, para tener más dinero en circulación, devaluó la moneda, para que aumentar las exportaciones, bajó el tipo de interés a un 0,5%, para reactivar el consumo e invirtió en infraestructura pública para crear empleo. Con medidas muy parecidas ha actuado el gobierno del actual presidente demócrata, Barack Obama, quien también ordenó que se bajara el tipo de interés al 0,25%. Además la Reserva Federal de Estados Unidos reconoció que estaba imprimiendo más billetes, para tener dinero en circulación, y otorgó préstamos a corto plazo a las pequeñas empresas, a la industria del automóvil y a los estudiantes.

En la otra cara de la moneda, se encuentran medias como las que se aplicaron en 1929 en Alemania o Francia y que ahora se han llevado a cabo en países como Grecia, España o Portugal. Berlín y París entraron en un proceso de deflación y aumentó el desempleo, por lo que optaron por bajar los salarios y esto comportó una caída del consumo y, por ende, un estancamiento de la economía. Todo esto conllevó un descontento entre la población y, en el caso de Alemania, la aparición del partido nazi de Adolph Hitler.

Las sombras del pasado han vuelto. Grecia, sin duda, el país más castigado por la crisis y desde la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se le ha obligado a adoptar fuertes medidas de austeridad, entre ellas, la reducción de salarios y despidos de los funcionarios, lo que le ha conducido hacia una recesión económica. Esto ha hecho que en Grecia coja fuerza un grupo de extrema derecha y nacionalista como el Amanecer Dorado y que en las elecciones de mayo de 2012, con un 9% de los votos, consiguió 20 escaños en el parlamento griego y en las elecciones que se realizaron un mes después, con otro 9%, se consolidó con 18.

Los ultraderechistas griegos y los nazis creen que la crisis va más allá de los aspectos económicos, sino también es por una pérdida de la identidad por la presencia de extranjeros. Por eso, para los nazis su enemigo eran los judíos, mientras que para el Amanecer Dorado los causantes de la crisis son los inmigrantes. Por eso, los ultraderechistas griegos abogan por cerrar fronteras, expulsar a los inmigrantes y privar de la nacionalidad y el derecho a la propiedad a los extranjeros que se queden a vivir en Grecia. Ambas posturas destacan la importancia de la familia tradicional y el papel fecundador de la mujer para preservar su cultura por encima de las otras. Asimismo, las dos corrientes apuestan por la violencia para conseguir sus fines y, a través de bandas organizadas, los nazis atacaron a los judíos y a comunistas (que según ellos tienen una vocación más internacionalista y menos nacional), mientras que los ultraderechistas griegos han protagonizado acciones violentas (incluso palizas mortíferas) contra inmigrantes, judíos y griegos vinculados a la izquierda. En este mismo sentido y ante la actual situación de crisis económica, el Amanecer Dorado ha habilitado tanto un banco de alimentos y de sangre sólo para aquellas personas que demuestren ser oriundas de Grecia, frente a las que han obtenido la nacionalidad.

En política internacional, ambas posturas reclaman la expansión por territorios que consideran que les pertenecen, como por ejemplo, en el caso del Amanecer Dorado parte de Macedonia y toda la Isla de Chipre. Además, apuestan por un aislacionamiento internacional, pues si Hitler sacó Alemania de la Sociedad de Naciones, el Amanecer Dorado quiere que Atenas no esté ni en la UE ni en la Organización de Naciones Unidas.

En otro contexto, se sitúan las democracias populares que se caracterizan en que un único partido gobierna el país y los ciudadanos eligen entre representantes del mismo partido, por lo que el gobierno controla buena parte de la economía del país. Si a la URSS no le afectó el crack del 29, porque su economía estaba muy aislada del del resto de economías del mundo, China apenas notó la crisis financiera del 2008 porque su sistema bancario prácticamente no tiene contacto con el exterior. Si bien es cierto que China ha sufrido un retroceso en su crecimiento desde que inició la crisis porque ha reducido las exportaciones, su auge sigue siendo espectacular. Antes de la crisis, en 2007, China aumentó su PIB en un 11,9% desde el 2009 lo viene haciendo en un promedio del 9% anual.

Si bien el primer paso de la URSS comunista fue nacionalizar los sistemas de producción, esta medida no cosechó los frutos esperados y finalmente el país adoptó en 1921 la Nueva Política Económica (NEP) donde se mezclaban elementos del socialismo con otros del capitalismo, que daba margen a la producción privada, pero con una regulación estatal. China adoptó una política similar a finales de los 70 y desde entonces ha experimentado un enorme crecimiento económico. Este sistema contempla una economía orientada hacia el mercado, pero con un control estatal que ayuda a prevenir las crisis.

Además, la masa poblacional se convirtió en un pilar fundamental en la economía de la URSS de entonces igual que lo es en la China actual, ya que no sólo hay mano de obra para producir, sino personas para consumir lo que se fabrica o cultiva en el país.

Ochenta años después, la historia parece repetirse y Estados Unidos apuesta por intervenir en la economía para salir de la crisis, las políticas de austeridad conllevan a la recesión y al auge de partidos xenófobos y de extrema derecha, mientras que las democracias populares con gobiernos que ejercen un fuerte control en sus economías casi no notan la recesión.

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