El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) está dando soporte técnico al Ministro de Agricultura de Haití para reconstruir el agro de este país caribeño como una medida para generar alimentos para los haitianos, reactivar la economía y generar empleo, para un país que ha quedado devastado después del terremoto del pasado 12 de enero.
En este contexto, la semana pasada el IICA organizó en su sede de República Dominicana un encuentro entre los Ministros de Agricultura de Haití y el de la República Dominicana con organizaciones internacionales y posibles donantes para apoyar el plan de reconstrucción del ministerio haitiano.
En la reunión, además de Embajadores de diferentes países, había organizaciones internacionales de gran trascendencia como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Programa Mundial de Alimentos (PMA), Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) o la FAO. Como periodista del IICA, tuve la oportunidad de seguir la reunión desde la sede central del IICA en San José a través de una videoconferencia.
No me extenderé en la Reunión, pero lo que me pareció más interesante es que al final de todo, el Ministro de Agricultura de República Dominicana, Salvador Jiménez, en un acto de valentía, empezó a decir verdades como puños y a poner a todos los presentes la espada contra la pared.
“No veo nada específico, como vamos a empezar la ayuda. Haití no puede esperar. Convoco una reunión para aquí diez días y espero que en esa reunión no vengáis con promesas de futuro, sino con acciones específicas. No como aquí, donde habéis dicho que consultaréis a vuestros países, mientras que en Haití la gente se está muriendo de hambre. Se necesita ejecutar actos ya. Si vamos a ayudar, vamos a ayudar ya, pero con acciones concretas”, espetó Jiménez.
Mientras, detrás de mí oía voces que decían “qué grosero”, yo pensaba que Jiménez tenía toda la razón del mundo y que había sido muy valiente, pues como bien dijo “Haití no puede esperar”, la gente se muere de hambre, mientras que la ayuda llega en conta gotas.
De hecho, el enviado especial de Radio Nacional de España (RNE), Fran Sevilla, lleva días denunciado en su blog que la ayuda, la comida y los productos básicos apenas se ven entre la población.
Tal vez, mi madre tiene razón cuando dice que “son todos unos buitres” y que a la hora de la verdad están todos en Haití viendo como le pueden sacar un provecho económico a la situación y a la reconstrucción del país (y excluyo de esta afirmación a todas las ONG que están haciendo verdaderos esfuerzos con recursos limitados). Pero, claro, ¿si no cómo se explica que Estados Unidos haya enviado 16.000 soldados y sólo 300 médicos?
1 comentarios: on "Verdades como puños"
Es impresionant la quantitat de gent que te la mala fe d'aprofitar-se del caos i la desgracia que están vivint la gent d'Haití. Jo també li dono la raó a Salvador Jiménez. Tothom parlant de que farán i al final tot es perd pel camí, dintre d'uns mesos ningú se'n recordará d'Haiti
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