La Habana, un museo en ruinas, las siete maravillas reunidas en una ciudad. En toda América, en todo el continente, no creo que exista una ciudad igual. En América, las metrópolis, se caracterizan por ser ciudades modernas, el ejemplo más claro es Nueva York. Pero en Cuba esto no es así, la Habana recuerda a los ciudades europeas que cuando uno pasea por sus calles respira la historia, el paso del tiempo, de los acontecimientos. Y esto es así, porque los españoles, a principios del siglo XVI, pusiron la primera piedra en la ciudad caribeña. Por eso, la Habana es tan antigua como algunas ciudades del viejo continente.
Cuando uno camina por la Habana Vieja se teletransporta en otra época, es precioso. Pero cuando uno sigue su paseo por la Habana centro, se deprime, autenticas bellezas arquitectónicas de siglos inmemorables cayéndose al suelo, en ruinas. Lo peor, gente que habita esas casas, que tiene su lucha particular para que el paso del tiempo no dañen más si habitáculo, pero todos se preguntan ¿cuántas casas resistirán este año a la temporada de los huracanes?
En Cuba, museo en ruinas, falta un millón de casas para sus habitantes y el gobierno no construye de ochenta mil al año, insuficientes en un país que cada año es devastado por los ciclones.
El gobierno cubana ya no puede darle a sus habitantes lo que necesitan. Un país que, tal vez, en un momento inspiró a los movimientos de izquierda de todo el mundo, un ejemplo de sociedad en el que todo el mundo tenía acceso a una buena educación, a una buena seguridad social pública, de servicios y prestaciones sociales bueno.
¿Pero que es ahora Cuba? Cuando el comunismo de la URSS pinchó, Cuba se fue detrás de su protector. Antes de los noventa, Cuba cambiaba con sus socios del COMECON, azúcar y tabaco por petróleo, caviar y, productos que ayudaban a vivir a la pequeña islita caribeña en la abundancia. En 1992 Cuba deja de recibir ayuda de la desgastada Unión Soviética, entonces la isla y su economía entra en una crisis, que en la actualidad parece que sus dirigentes no han sabido finalizar con esta situación.
En Cuba, no existe el paro, oficialmente, todos los cubanos tienen un trabajo, el problema es que el sueldo es de 17 dólares al mes y como es un país socialista, uno cobra lo mismo, tanto si se rompe el lomo trabajando, como si no. Entonces, qué incentivo encuentran los cubanos para trabajar, para prosperar. Ninguno. Su filosofía es, el estado hace ver que nos paga, nosotros hacemos ver que trabajamos.
Todos los habitantes de la isla caribeña tienen una doble vida. Una la oficial, con la que, teóricamente se ganan la vida, la otra la real, con la que sobreviven, que normalmente, está relacionada con el turismo o el mercado negro. En Cuba hay una doble vida, un estado comunista y una sociedad que vive dentro de los parámetros del capitalismo.
En Cuba, un modelo para los movimientos independentistas de mediados del siglo pasado, ahora un ejemplo en ruinas, que no ha sabido adaptar lo poco bueno que tenía a los buenos tiempos y ha sumergido a sus habitantes a una esquizofrenia, a una doble vida difícil de ocultar. Cuba es un modelo en ruinas, que como la Habana se tendría que restaurar, pintar, adaptar a los nuevos tiempos y eso, le guste a Fidel o no, pasa por que cada habitante de la isla sea libre de gestionar su dinero, de tener su propia vida, libertad de expresión, asociación. En resumen, que todos los cubanos tienen el derecho de poder vivir en paz, sin que nadie les prohíba nada ganar dinero, comprar coches, obtener pintauñas, adquirir una casa o, simplemente, salir a pescar o cultivar las propias tierras.
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