Un dealer es una persona que vende Marihuana, cocaína o heroína. En Cuba no, un dealer puede vender pescado, patatas o frutas.
La isla es la ciudad del surrealismo. El Malecón de la Habana, precioso, de agua transparente. Curioso, un país que su gastronomía se basa en el pescado, tiene que importarlo. ¿Por qué? Pues porque de su puerto a penas sales barcos. El tema es que cuando uno sale con su barquito a pescar, tal vez, lo que realmente está haciendo es huir a Miami, por lo tanto, es ilegal. La gente pesca de escondidas y luego vende el pescado en el mercado negro. Normalmente, cada dealer tiene sus clientes.
¿La agricultura? Otro caso a estudiar. El gobierno cubano tiene “oficialmente” (imaginaros extraoficialmente) el 50 por ciento de las tierras sin cultivar, por lo que es una economía basada en la exportación, en una situación de embargo. Cuba exporta más del 80 por ciento de los alimentos que consume.
El embargo una realidad, al mismo tiempo que una hipocresía más del gobierno cubano, pues resulta que Cuba tiene recursos suficientes para no tener que depender de economías externas. El problema es que el Estado no ha sabido dotar de herramientas a sus habitantes para que puedan cultivar sus propias tierras. Tal vez, la falta de dinero, de previsión, no lo sé, pero para combatir un embargo uno tiene que encontrar sus propios sistemas de supervivencia y la gente cubana los ha encontrado, pero no gracias al gobierno.
Eso sí, en Cuba nadie se muere de hambre (que no quiere decir que no pase hambre).
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