Si hace unos días me escandalizaba una noticia de Rusia Today, que denunciaba la violación de una periodista holandesa por un grupo de hombres en la plaza Tahrir, así como que había habido un centenar de abusos a mujeres por parte de turbas de hombres, ahora, a miles de kilómetros, vemos como el día del Chupinazo, con el que se da la bienvenida al San Fermín, la fiesta típica de Pamplona, grupos de hombres también han aprovechado la multitud para abusar de mujeres.
Este es el caso de la fotografía de abajo, en la que se ve que una mujer se sube a los hombros de su amigo y hombres desenfrenados le arrancan la ropa, pese que ella no quiere, se tapa. Además, en este otro vídeo, se puede ver como otra mujer que también estaba a hombros de otro amigo, es víctima de una jauría de hombres que le rompen también la ropa para tocarla.
En San Fermín una periodista, también fue víctima un acoso sexual, mientras estaba haciendo un directo, un hombre le dio un beso contra su voluntad. En el plató, el periodista, también hombre, bromeó con el hecho y dijo a la reportera que "no provocase" a ese chico, cuando ella, simplemente, estaba haciendo su trabajo.
Pero la verdad es que la mujer, a menudo, es victima de la violencia sexual masculina, en su contra, y con el consentimiento de la soecidad. En estos contextos es usual oir frases como "estaba provocando", "es una guarra", "sino que no hubiera ido" y nadie se planeta que la mujer debería de ser libre para ir dónde quiera o hacer su trabajo sin ser intimidada o sin el miedo de poder ser agredida sexualmente. Para lo que algunos son juegos, para la mujer es un tocamiento contra su voluntad, que ella no elige.
Si hace meses, nos escandalizaba ver en nuestra televisión que en la India morian dos menores de edad por ser víctimas de violaciones masivas, cabe recordar que en España se viola una mujer cada ocho horas o lo que es lo mismo, tres al día. Además, según un estudio del ministerio de Interior en lo que va de año hasta el 16 de junio un total de 27 mujeres han muerto por violencia del género, 21 de los agresores eran de nacionalidad española, sólo seis extranjeros.
Cabe destacar que la violencia de género tanto agresiones físicas, como psicológicas o sexuales, que a menudo se ha visto como algo típico y exclusivo del mundo musulmán, es generalizado y corriente en todas las culturas y étninas, desde los budistas de la India, a los europeos, o en África, donde a menudo se utiliza la violación a la mujer como una arma de guerra, por no hablar de las ablaciones de clítoris.
Otro punto a resaltar es que en situaciones de conflictos se dispara las agresiones hacia la mujer. En la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, fronteriza con Colombia, y con el impacto del conflicto colombiano, la Federación de Mujeres de Sucumbíos denuncia que 8 de cada 10 mujeres sufre algún tipo de violencia por parte de los hombres. Cuando los rusos llegaron a Berlín para poner el punto final a la Segunda Guerra Mundial, el 75% de las berlinesas fueron violadas.
Por mucho que piense y me esfuerce, me cuesta entender por qué pasa esto y, sobre todo, por qué existe esta impunidad en las sociedades de todo el mundo hacia las agresiones a las mujeres por parte de los hombres. Y es que entre los hombres parece que existe la creencia de que pueden hacer lo que les apetezca a la mujer, por lo que nosotras somos las que no tenemos que consentir y denunciar estos hechos.
Aún así, quiero a dar un toque de optimismo y es este colectivo de hombres denunció la agresión que sufrió la periodista en San Fermín. De Tahrir a San Fermín, hemos de decir basta ya, somos mujeres y nos tenemos que hacer respetar. Y aunque intente ser imparcial con todo lo que escribo, pero con esto no puedo, soy MUJER.
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Este es el caso de la fotografía de abajo, en la que se ve que una mujer se sube a los hombros de su amigo y hombres desenfrenados le arrancan la ropa, pese que ella no quiere, se tapa. Además, en este otro vídeo, se puede ver como otra mujer que también estaba a hombros de otro amigo, es víctima de una jauría de hombres que le rompen también la ropa para tocarla.
En San Fermín una periodista, también fue víctima un acoso sexual, mientras estaba haciendo un directo, un hombre le dio un beso contra su voluntad. En el plató, el periodista, también hombre, bromeó con el hecho y dijo a la reportera que "no provocase" a ese chico, cuando ella, simplemente, estaba haciendo su trabajo.
Pero la verdad es que la mujer, a menudo, es victima de la violencia sexual masculina, en su contra, y con el consentimiento de la soecidad. En estos contextos es usual oir frases como "estaba provocando", "es una guarra", "sino que no hubiera ido" y nadie se planeta que la mujer debería de ser libre para ir dónde quiera o hacer su trabajo sin ser intimidada o sin el miedo de poder ser agredida sexualmente. Para lo que algunos son juegos, para la mujer es un tocamiento contra su voluntad, que ella no elige.
Si hace meses, nos escandalizaba ver en nuestra televisión que en la India morian dos menores de edad por ser víctimas de violaciones masivas, cabe recordar que en España se viola una mujer cada ocho horas o lo que es lo mismo, tres al día. Además, según un estudio del ministerio de Interior en lo que va de año hasta el 16 de junio un total de 27 mujeres han muerto por violencia del género, 21 de los agresores eran de nacionalidad española, sólo seis extranjeros.
Cabe destacar que la violencia de género tanto agresiones físicas, como psicológicas o sexuales, que a menudo se ha visto como algo típico y exclusivo del mundo musulmán, es generalizado y corriente en todas las culturas y étninas, desde los budistas de la India, a los europeos, o en África, donde a menudo se utiliza la violación a la mujer como una arma de guerra, por no hablar de las ablaciones de clítoris.
Otro punto a resaltar es que en situaciones de conflictos se dispara las agresiones hacia la mujer. En la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, fronteriza con Colombia, y con el impacto del conflicto colombiano, la Federación de Mujeres de Sucumbíos denuncia que 8 de cada 10 mujeres sufre algún tipo de violencia por parte de los hombres. Cuando los rusos llegaron a Berlín para poner el punto final a la Segunda Guerra Mundial, el 75% de las berlinesas fueron violadas.
Por mucho que piense y me esfuerce, me cuesta entender por qué pasa esto y, sobre todo, por qué existe esta impunidad en las sociedades de todo el mundo hacia las agresiones a las mujeres por parte de los hombres. Y es que entre los hombres parece que existe la creencia de que pueden hacer lo que les apetezca a la mujer, por lo que nosotras somos las que no tenemos que consentir y denunciar estos hechos.
Aún así, quiero a dar un toque de optimismo y es este colectivo de hombres denunció la agresión que sufrió la periodista en San Fermín. De Tahrir a San Fermín, hemos de decir basta ya, somos mujeres y nos tenemos que hacer respetar. Y aunque intente ser imparcial con todo lo que escribo, pero con esto no puedo, soy MUJER.