Una de las grandes amenazas de la Isla del Coco es la pesca ilegal, pues al ser un parque nacional no se puede pescar en las doce millas de mar alrededor de ella (unos 20 kilómetros). Sin embargo, los pescadores hacen caso omiso a las leyes y van a la Isla porqué es abundante en recursos marinos, pues hay una cantidad de tiburones y atún.
El problema principal es que el gobierno de Costa Rica no hace nada para evitarlo. En la Isla trabajan unos 18 guardaparques y cuatro guardacostas. Sin embargo, nunca están están todos a la misma vez, van por turnos. Los guardaparques dependen del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y los guardacostas del Ministerio de Seguridad. Pues la semana que estuve en la Isla del Coco, pude constatar que se fueron cuatro guardacostas y no llegaron refuerzos. Al mismo tiempo, sólo quedaron 6 guardaparques para vigilar toda la Isla. ¿Cómo pueden seis personas y dos lanchas hacer frente a las más de 20 embarcaciones de pescadores?
Keylor Morales, uno de los guardaparques, me explicó que todas las embarcaciones que realizan pesca ilegal en la Isla del Coco, reciben subvenciones estatales. Morales me dijo “el Estado es el primer exportador de pescado de Centroamérica, al mismo tiempo que ingresa mucho dinero de los parques nacionales. Entonces que hacen, que nos pelemos entre nosotros”.
El problema es que los que tiene el as de perder son los funcionarios de la Isla del Coco, pues sus embarcaciones no tienen nada que hacer con la de los pescadores, ni tampoco sus armas, que parecen de juguete, al lado de unos pescadores que empiezan a recibir la presión del narcotráfico. ¿Por qué, de donde creen ustedes que han sacado los tiburones a los que rellenaban de cocaína con destino a México?
Todos los funcionarios se quejan de que reciben amenazas de muerte por parte de los pescadores, además todas sus familias también han sido amenazadas. Cuentan, que la situación cada vez es más violenta y que los pescadores les tiran las embarcaciones encima las lanchas de los guardaparques, o les impiden el paso para que no puedan hacer nada para evitar la pesca ilegal.
Otro de los problemas es la falta de recursos y la levedad de las leyes costarricenses. Por ejemplo, un guardaparques o un funcionario no pueden decomisar un barco, si no lo pillan con las manos en la masa. El problema es que cuando los pescadores se dan cuenta de que se acerca una embarcación de los funcionarios, cortan las líneas de pesca y así no pueden atraparlos.
Para Morales, una de las soluciones es que multaran a las embarcaciones que se encuentran dentro del área protegida de la Isla del Coco, es decir, en sus doce millas de mar. Esto haría que no entraran en ella.
Hasta aquí, todo puede parecer una denuncia formal de lo que es trabajar en la Isla, pero el trabajo de esta gente es por amor al arte, como dicen ellos, por amor a la Isla, pues el gobierno no pone ningún tipo de ayuda a los funcionarios.
Desde el pasado mes de enero, no funciona el teléfono y no se han preocupado de arreglarlo, por lo que esta gente vive incomunicada. Sólo tienen Internet ( que funciona de uvas a peras) , un medio de comunicación que no es inmediato. Morales dijo que le preocupaba que algún día le pasara algo a un familiar o se muriera y no se pudiera enterar hasta unos días más tardes, a través de Internet.
Aquí viene otro de los dramas, el gobierno no pone ningún tipo de embarcación para el traslado de los guardaparques o guardacostas a tierra continental. Así que los funcionarios viajan en los barcos turísticos. Eso quiere decir que en un caso de emergencia, los funcionarios no pueden abandonar el parque hasta que salga el barco. Eso quiere decir, que si se muere un familiar tiene que permanecer en la Isla hasta que el barco de los turistas zarpa. Pero, también quiere decir que si un funcionario padece alguna enfermedad o se rompe un hueso, también tiene que permanecer en la Isla hasta que salga el barco.
Por no hablar de que en la Isla no hay ningún tipo de asistencia médica. Todos los guardaparques saben de primeros auxilios, pero estos sólo sirven para estabilizar a una persona durante un tiempo limitado hasta que pueda ser atendida en un hospital. El problema, es que en la Isla, en el mejor de los casos, el paciente no recibirá asistencia médica hasta las próximas 38 horas (tiempo en el que dura el viaje).
Uno de los casos más estremecedores, sucedió en 1997, cuando el que entonces era el administrador de la Isla, Joaquín Alvarado, murió en ella, sin ningún tipo de asistencia médica. Alvarado era diabético, y le dio un ataque de diabetes. Entonces, los guardaparques avisaron al gobierno, que prometió que en dos horas llegaría un avión con la insulina. El avión nunca llegó y al cabo de ocho horas Joaquín murió en los brazos de su hermano Eduardo, también guardaparques del Coco. Lo más dramático es que tuvieron que sacar el cuerpo en el congelador de uno de los barcos turísticos, porqué el ejecutivo costarricense no aportó ningún tipo de transporte por el traslado de su funcionario, el que arriesga su vida cada día peleando con los pescadores. Doce años después, la situación sigue igual sin ninguna ayuda ni asistencia médica.
Hablando con los cuidadores de la Isla, sus auténticos héroes, todos coincidieron en decir que están ahí por el mal de la Isla, que cuando uno bebe de ella, se queda atrapado y ya no puede abandonarla.
2 comentarios: on "Por amor al arte"
Felicidades por como has contado la historia. Sea como sea, tiene que ver la luz más allá de tu blog. Suerte que existen estas personas preocupadas "realmente" por uno de los bienes más preciados de este país centroamericano. eVa
Hola Núria!
Pues si, he de decir que yo tampoco pude evitar acordarme del cachondeito (en parte motivado por mi, si) sobre Tegucigalpa. Lo conté por aquí y nos echamos unas risas.
Me alegro que estés disfrutando tanto por allí, desde luego tiene pinta de ser todo un paraiso y con cosas interesantes.
Por aquí...no me quejaré, al fin y al cabo, sólo se vive una vez en la Cidade Maravilhosa :)
beijos cariocas
Publicar un comentario