martes, 3 de abril de 2012

La minería y nuestra vida

Estos días en Ecuador, hay un tema que sobre sale a los demás, si o no a la minería a gran escala. El pasado 5 de marzo, el gobierno del país llegó a un acuerdo con la empresa china Ecuacorriente para que explote un yacimiento de cobre durante los próximos 25 años en la Amazonía ecuatoriana, en el que será el primer contrato minero a gran escala de Ecuador y a cielo abierto.

Yo no quiero centrar el tema en la minería en Ecuador o no, sino hacer una reflexión sobre la actividad minera en general y creo que este tema es mucho más complejo que limitarlo a blanco o negro. Primero de todo, por ejemplo, los alcaldes de donde va afectar el proyecto minero del Mirador realizaron una rueda de prensa conjunta para dar su apoyo a la concesión a la empresa china, pues a su juicio, traerá trabajo a la región. El problema es qué si bien la minería causa un impacto ambiental obvio, es ¿qué otra actividad puedes poner en la Amazonía que no tenga impacto ambiental? Preservar la Amazonía es dejarla tal como está, pues, la agricultura implica cargarte la biodiversidad existente para especializar los recursos en ciertas plantas, pero por mucho que sean autóctonas, el predominio de una especie de una planta por encima de otra ya es perjudicial, el ganado es romper igual con el ecosistema para poner grandes extensiones de pasto, mientras que el ecoturismo o turismo ambiental también implica un impacto social y ambiental irreparable. Entonces, el problema es que los gobiernos no van a renunciar a una actividad monetaria que trae dinero rápido y trabajo.

Ahora bien, si bien no conozco el impacto de la minería a gran escala porque no pude visitar una planta minera, no nos dieron los permisos, he visto las consecuencias de la minería ilegal en la Amazonía ecuatoriana y son catastróficas. Ver las garras de esas máquinas removiendo el suelo, las entrañas de la Pachamama, rompen el corazón. En una zona densamente verde, rica, una joya verde en el mundo, por donde pasan las excavadoras no hay árboles, los ríos se han quedado en nada y la desolación impera. Me imagino que a gran escala, es potenciar esto a gran escala. Además, el proyecto minero de Ecuacorriente es a cielo abierto, lo que implica que sacarán todo lo que esta en el suelo, es decir, todos los árboles, plantas, etc, por eso, se llama a cielo abierto, porque no hay nada desde el suelo que te impida ver el cielo. El gobierno se aferra a decir que estos proyectos se realizaran con el "mínimo impacto ambiental" posible, pero lo reconoce, mínimo, porque la actividad minera, igual que cualquier actividad humana, tiene impacto ambiental. Si bien se tiene que reconocer que, obviamente, hay actividades que tienen más impacto que otras y la minería, tiene bastante, porque remover el suelo implica, sacar lo que hay en el suelo mismo. Además, en el caso del oro, por ejemplo, para limpiarlo se necesita mercurio. Este mercurio se mezcla con agua y esta agua contaminada es absorbida por el subsuelo y eso aumenta la contaminación del área.

Ahora bien, si bien estoy a favor de que la gente salga a la calle, se manifieste y se oponga a la minería, creo que las personas deberían hacer una reflexión más allá y ver qué es realmente la minería en nuestras sociedades. Es muy fácil decir que nos oponemos a la minería, con nuestro plato caliente en Quito, Barcelona o cualquier ciudad del mundo, pero tendríamos que ver, dónde está la minería, pues en nuestra vida diaria, seguramente, hay más minerales presentes que el mismo petróleo.

Para que entiendan lo que quiero decir, voy a poner un ejemplo claro, una típica comida en casa con tu familia. Los cubiertos que utilizamos de acero (que proviene del hierro) o de plata, son minería, la olla con la que mi abuela cocinó mi deliciosa sopa es de aluminio, minería, el celular que tenemos cada uno de nosotros para hacer los chips utilizan oro, es minería, los pendientes de mi mama que son de plata, minería, mis pendientes alternativos comprados en el mercado indígena de Quito y que el cierre es de hierro, minería, el cinturón que llevo tiene un cierre de hierro, minería, el carro con el que vino mi papa tiene hierro, cobre, aluminio, minería, el metro con el que vine yo, minería, la bicicleta con la que vino mi primo hippy y que se opone a la utilización de transportes que vayan con petróleo es de hierro y/o aluminio, minería, y así podría continuar sin parar y nos daríamos cuenta, que casi todos los productos que utilizamos provienen de la minería. Así de duro es, pero es real.

Entonces, si realmente queremos combatir la minería tenemos que empezar para cambiar nuestro modelo de vida actual, para limitar la utilización de la minería lo menos posibles, es decir, no tener celulares, no tener computadoras, utilizar cubiertos y cuencos de madera, ir caminando a todos lados, esa para mi es la verdadera lucha y la verdadera revolución. Pues como dije, y yo soy igual, es muy fácil ser antiminería y comer con unos cubiertos de acero, si realmente queremos ser antimineros tenemos que dejar de consumir minerales y empezar a pensar en modelos alternativos de consumo, pero que al mismo tiempo no sean dañinos.
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