El último post que escribí hace referencia a la Consulta que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quiere realizar en Ecuador para, entre otras cosas, endurecer el sistema penal.
En este post me centraré en las dos primeras preguntas que Correa propuso para la consulta, que en principio se realizaría en abril. La primera quiere reformar la caducidad de la prisión preventiva que, en el caso de Ecuador, es de un año. Según el mandatario, “los jueces corruptos” en un año no resuelven los casos de la personas que se encuentran en prisión preventiva, por lo que estas salen a la calle. La prisión preventiva sirve para que una persona vaya a la cárcel hasta que se realice el juicio y se determine si cometió o no es ese crimen.
La segunda propone eliminar las medidas cautelares a la prisión preventiva. Es decir, que una persona que presuntamente ha cometido un crimen no tenga la oportunidad presentarse cada ocho meses en un juzgado, en vez de ir a la cárcel, como sucede ahora.
Una amiga mía me explicaba un caso extremo. En Ecuador un hombre fue a la cárcel, porque encontró un cadáver y llamó a la policía para denunciar de la situación. Ese hombre ingresó durante un largo año a la cárcel, en el régimen de prisión preventiva, por el presunto delito de asesinato. Al cabo de un año, se determinó que él no había cometido el crimen, pero ese hombre ya había vivido la trágica experiencia de estar preso.
Con estas medidas, que quiere realizar Correa, lo que pasará es que las personas que, presuntamente, han cometido un crimen irán a la cárcel y, lo que es lo peor, si se alarga la caducidad de la prisión preventiva, quiere decir, que se pasarán más de un año en la cárcel.
Mi pregunta es simple: ¿tal vez no sería más conveniente que en vez de alargar la caducidad de la prisión preventiva y suprimir las medidas cautelares, se contrataran a más jueces?
Por otro lado, hay una frase de Bertol Brecht que siempre me viene a la mente en ocasiones como estás: “si quieres que el pueblo tenga moral, dale pan”. Que quiere decir eso, que tal vez, para evitar crímenes de delincuencia común como asaltos e incluso asesinatos para robar o conseguir dinero, es necesario crear empleo, que la gente mejore sus condiciones de vida, que puedan estudiar, etc.
Endurecer las penas, es lo que la gente necesita oír en un país que ha crecido la delincuencia, pero para evitar la delincuencia se necesitan reformas estructurales en Ecuador, como la reforma judicial, que ya propone Correa en la Consulta, pero esta reforma también tiene que pasar por el incremento del número de jueces que atienden los casos de delincuencia común.
Al mismo tiempo que tiene que haber otra reforma estructural, que para mí es la más importante, una mejora sustancial del nivel de vida de los ecuatorianos. Eso es más lento y se tiene que ser muy valiente para enfrentarse con las grandes empresas nacionales e internacionales. Es verdad que las políticas de Correa, en un principio, van dirigidas a esta dirección, pero sólo el tiempo juzgará si eso es así. Por el momento, endurecer las penas, no me parece una buena medida, en una sociedad donde los que acaban acumulados en la cárcel son las personas más humildes.
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En este post me centraré en las dos primeras preguntas que Correa propuso para la consulta, que en principio se realizaría en abril. La primera quiere reformar la caducidad de la prisión preventiva que, en el caso de Ecuador, es de un año. Según el mandatario, “los jueces corruptos” en un año no resuelven los casos de la personas que se encuentran en prisión preventiva, por lo que estas salen a la calle. La prisión preventiva sirve para que una persona vaya a la cárcel hasta que se realice el juicio y se determine si cometió o no es ese crimen.
La segunda propone eliminar las medidas cautelares a la prisión preventiva. Es decir, que una persona que presuntamente ha cometido un crimen no tenga la oportunidad presentarse cada ocho meses en un juzgado, en vez de ir a la cárcel, como sucede ahora.
Una amiga mía me explicaba un caso extremo. En Ecuador un hombre fue a la cárcel, porque encontró un cadáver y llamó a la policía para denunciar de la situación. Ese hombre ingresó durante un largo año a la cárcel, en el régimen de prisión preventiva, por el presunto delito de asesinato. Al cabo de un año, se determinó que él no había cometido el crimen, pero ese hombre ya había vivido la trágica experiencia de estar preso.
Con estas medidas, que quiere realizar Correa, lo que pasará es que las personas que, presuntamente, han cometido un crimen irán a la cárcel y, lo que es lo peor, si se alarga la caducidad de la prisión preventiva, quiere decir, que se pasarán más de un año en la cárcel.
Mi pregunta es simple: ¿tal vez no sería más conveniente que en vez de alargar la caducidad de la prisión preventiva y suprimir las medidas cautelares, se contrataran a más jueces?
Por otro lado, hay una frase de Bertol Brecht que siempre me viene a la mente en ocasiones como estás: “si quieres que el pueblo tenga moral, dale pan”. Que quiere decir eso, que tal vez, para evitar crímenes de delincuencia común como asaltos e incluso asesinatos para robar o conseguir dinero, es necesario crear empleo, que la gente mejore sus condiciones de vida, que puedan estudiar, etc.
Endurecer las penas, es lo que la gente necesita oír en un país que ha crecido la delincuencia, pero para evitar la delincuencia se necesitan reformas estructurales en Ecuador, como la reforma judicial, que ya propone Correa en la Consulta, pero esta reforma también tiene que pasar por el incremento del número de jueces que atienden los casos de delincuencia común.
Al mismo tiempo que tiene que haber otra reforma estructural, que para mí es la más importante, una mejora sustancial del nivel de vida de los ecuatorianos. Eso es más lento y se tiene que ser muy valiente para enfrentarse con las grandes empresas nacionales e internacionales. Es verdad que las políticas de Correa, en un principio, van dirigidas a esta dirección, pero sólo el tiempo juzgará si eso es así. Por el momento, endurecer las penas, no me parece una buena medida, en una sociedad donde los que acaban acumulados en la cárcel son las personas más humildes.